25
de Junio , 2017
CENA
Y COPA CON…
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JOSE
REIGOSA.- RECUADRO UNO (1)
Reigosa
ha tenido una vida laboral muy agitada: “Estudié el bachillerato,
que para la gente que procedíamos del campo ya era mucho porque
hacíamos falta para trabajar la tierra, y antes, por
correspondencia, hice un curso de mecánica por correspondencia.
Luego pensé en hacer magisterio, pero no me convencía y empecé a
trabajar. Vendí tubos, libros, aspiradoras, magdalenas, productos de
papelería y acabé de promotor del banco de Santander y dentro de
esta entidad, más tarde, ocupé puestos directivos en los 28 años
que trabajé en ella. Como vendedor de puerta en puerta tengo una
gran experiencia. Es un trabajo muy difícil; el 50% del éxito
consiste en que te abran y te dejen hablar. Yo empecé con los
libros. Me “echaron” a las calles de La Coruña y mi primer día
iba paseando y vi a una señora mayor y a una niña asomadas a una
ventana. Llamé al timbre, me abrieron, subí y les vendí la
enciclopedia más cara que Plaza y Janés tenía en su catálogo.
Aquel éxito nada más comenzar fue muy importante para darme ánimos.
Me han contado que hubo vendedores de libros que se hicieron
millonarios actuando en lo que se llama “puerta fría”, aquel
sitio en el que no sabes lo que te vas a encontrar. Y eso tan
complicado sale bien bastantes veces. En Lugo hay un ahora famoso
empresario y promotor de viviendas que ganó millones con le
enciclopedia Monitor. Me contaron que era el que más ejemplares
había vendido de España y que ahí se inició su ahora notable
fortuna.
JOSE
REIGOSA.- RECUADRO DOS (2)
No
es un caso aislado. Muchos de los protagonistas de esta serie de
charlas, procede de familias emigrantes. José Reigosa, también:
“Vengo de una familia de agricultores, de gente de campo, y para
buscar fortuna mi padre se fue a La Habana con 16 años, eran los
“felices 20”, y volvió con 42. El y su hermano montaron una
bodega (una especie de tienda en la que había de todo; de comer, de
beber… Le debió ir muy bien porque hay fotos en casa en la que se
ve con varios empleados. Pero murió su progenitor y se vino a España
para estar unos meses aquí con sus cinco hermanas. Le convencieron
para que se no que no regresase y se asentase definitivamente aquí,
al mismo tiempo que su hermano que se había quedado al frente del
negocio se comprometió a mandarle dinero mensualmente. Nunca le
mando ni un peso y tampoco obtuvo ningún otro beneficio de su
empresa porque “en esto llego Fidel y mando aparar”. El caso de
mi padre emigrante no creo que tenga parangón: un cuarto de siglo
trabajando como en una empresa muy rentable y no obtuvo ningún
beneficio. Se vino con 42 años con lo mismo que se había ido con
16: nada. Lo positivo de esta parte de mi historia, que en España
conoció a la que luego sería su esposa y mi madre. De su frustrada
aventura cubana nunca hablé con mi padre; supongo que él no quería
tocar el tema. Sí noté que él tuvo que convertirse en un hombre de
campo y que no lo era, ni siquiera para hablar. En cuanto podía
escapaba del gallego para expresarse en castellano; y con acento
cubano, claro.
JOSE
REIGOSA.- TEXTO PRINCIPAL
José
Reigosa Piñeiroa, 67 años, nacido en San Cosme de Barreiros, casado
con una asturiana llamada Rosa María Menéndez, que según él “hace
un excelente caldo gallego”. Tiene un hijo de 37 años y una chica
de 25. Es jubilado del Banco de Santander: “muy exigentes con sus
trabajadores, pero buenos pagadores; en la escala de recompensas por
objetivos, yo siempre conseguí las máximas”.
¿Y
por qué está aquí Reigosa? Le digo que es un artista y no lo
acepta: “Me parece demasiado pretencioso; no, no soy un artista.
Probablemente, si tengo algún mérito, es que, partiendo de mi gran
afición, la fotografía, he buscado fórmulas nuevas y he
desarrollado proyectos diferentes.
¿Y
lo de esa afición vino de…?
Muy
simple. Tenía 24 años. Me llegó un libro del canadiense Antoine
Desilets titulado “Aprende fotografía”. Lo leí de un tirón y
me di cuenta que eso era lo mío. Pero no pude dedicarme
profesionalmente, porque no daba para comer. Pero en cuanto me pude
permitir el lujo de hacer cosas por amor al arte empecé y no he
parado.
Su
primer trabajo de impacto fue, con Luz Darriba y el artista
argentino Alejandro Masseillot, la exposición “A muralla
cohabitada”. Exposición con fotos gigantes de 39 lucenses de la
vida cultural: “Que luego yo por mi cuenta y riesgo transformé en
un libro, con el que no gané nada, pero tampoco perdí”
Hay
en el haber de José un trabajo original y con mucho reconocimiento
y recorrido: “Sí, un proyecto fotográfico muy novedoso. Lo
titulé “Entre Marbella y Torremolinos” y se realizó en el
Manicomio de Castro entre el 2011 y 2012. El año anterior a que se
cerrara definitivamente, estuve yendo un día a la semana durante
seis meses a hacer fotos. Simplemente trate de documentar la vida
dentro del manicomio y las huellas de la gente que había pasado por
allí. Fue en cierto sentido polémico ya que algunas personas lo
interpretaron como un trabajo de denuncia, cuando realmente no era
esa la intención. Pero la verdad es que el manicomio llevaba mucho
tiempo en mal estado y a algunas personas le sentó mal que esto se
mostrara. De hecho llegaron a denunciarme por no respetar la
intimidad de los internos, cuando realmente tuve mucho cuidado de
que nadie fuese reconocible, tal como lo había pactado con la
dirección del sanatorio. Como complemento al trabajo fotográfico
decidí hacer un documental que duraba unos 20 minutos y esa fue mi
primera incursión en este tipo de disciplina. Como yo en ese
momento no tenía ni idea de video hice el guion, lleve la
dirección, pero para el resto de trabajo recurrí a profesionales,
en este caso la productora “miramemira”. Pero esto me sirvió
para descubrir que me gustaba el género documental. Además este
proyecto tuvo continuidad en otro que se denominó “Entolearte”
llevado a cabo por la Rede Museística de Lugo. Fue un éxito a
pesar de que su exposición también al público solo duró unas
horas.
-
¿Horas?
Un
día. Metimos en el edificio del siquiátrico, ya abandonado, a más
de un centenar de artistas (bailarines, pintores, escultores,
fotógrafos…) trabajaron cara a un público que acudió
masivamente. Una performance realmente espectacular.
¿Y lo del título “Entre Marbella y Torremolinos”?
Hay
detrás una historia bonita: Los enfermos estaban separados por
sexos, en un edificio en el que daba mucho el sol. Al lugar en el
que estaban los hombres, creo que era el de los hombres, pero eso es
menos importante, se le llamaba Marbella. Al de las mujeres,
Torremolinos. Los acogídos iban de un sitio a otro, “De Marbella
a Torremolinos”
A
raíz de esto, Reigosa rueda “A Chocolateira”, una historia del
tren que unía a Pontenova con San Tirso de Abres; luego “Mulleres
de aquí e de acolá” sobre la emigración femenina entre Lugo y
Buenos Aires, y por último un documental de larga duración, 78
minutos, sobre “O Piloto”, uno de los más famosos bandoleros
gallegos: “Lo afronté desde todos los puntos de vista y con
testimonios de gente que había simpatizado con él y de los que
estuvieron enfrente de su figura”
Desde
2014 José colabora en un proyecto de la Rede Museística llamado
“Fotografia a cegas”, en la que los protagonistas son invidentes
o con poca capacidad visual que participan en un taller de
fotografía y hacen fotos, algunas de gran calidad. Ha tenido
repercusión nacional, porque se trata de una auténtica
novedad.”
Cenamos
en la terraza del Eduri, una de las últimas noches de la primavera
(aún era de día). De menú: ensalada de jamón, empanada y guiso
de calamares. Bebemos varias cañas de cerveza. Sale el tema de la
financiación: “No son trabajos rentables. Solo aspiro a no perder
dinero porque mi gratificación es la repuesta de la gente cuando
haces algo que gusta. La mayoría de los proyectos se realizan
gracias a subvenciones oficiales (Diputación, ayuntamientos) y en
el caso de los documentales con lo poco que se consigue con la venta
de DVDs”
Lo
Próximo de Reigosa: “Una idea de Jaime Pardo Valdés. Un
documental sobre la estancia en Galicia de la fotógrafa americana
Ruth Matilda Anderson, en los años 1924, 1925 y 1926. En este
tiempo realizó unas 5.000 fotografías que son el referente de la
sociedad de aquella época, ya que había muy pocos fotógrafos en
Galicia, que se dedicaran a a este tipo de trabajos. Venia becada
por la Hispanic Society y su misión era documentar la vida y las
costumbres, los trajes, ceremonias religiosas etc. de los españoles
y entre ellos de los gallegos.
El
documental va de un fotógrafo, en este caso yo, que viaja tratando
de localizar los lugares y temas que ella fotografío, constatando
las similitudes y diferencias entre la Galicia de entonces y la de
ahora después de más de 90 años. Entrevistamos también a
distintas personas del ámbito cultural que conocen de cerca el
trabajo de Ruth.”
Como
lucense de adopción que es, José se muestra crítico con la ciudad
a la que quiere y en la que vive: “Su imagen tiene que mejorar.
Cuando yo vine para Lugo en el año 82 me impresionó para mal su
falta de color. Hoy tiene algo más, hay también más zonas verdes
pero se ven pocas flores y siguen ahí las medianeras de ladrillo de
siempre, que aunque aportan color – del ladrillo-, visualmente son
un desastre. Yo pienso que Lugo, en general, y que me disculpen los
arquitectos, salvando algunas zonas de dentro de murallas, no es una
ciudad bonita. Y ya no hablemos de lo que se ve desde la muralla si
miramos hacia interior. Algo hemos mejorado, pero nos queda mucho
por hacer. Y luego está el monstruo ese del Garañón. Cada vez que
miro hacia Lugo desde el otro lado del rio, se me cae el alma a los
pies.